{CECILIA}
Le dieron vacaciones un 25 de agosto, poco antes de que el sol se cansara de pegar con fuerza sobre las baldosas y la arena. Ese día, cerró el videoclub un poco antes que de costumbre y voló a casa. A arrebujar cuatro vestidos en la maleta de cuero. Y a ponerle el collar a Buba. Y a beberse los restos del cartón de leche antes de desconectar el frigorífico. Luego se metieron todos, ella, el perro rechoncho y algo bizco y la maleta, en el coche azul y desaparecieron.
El mar espumoso les esperaba, y la arena caliente, con ganas de hacer cosquillas entre los dedos. Buba respiraba muy fuerte y babeaba tumbado sobre la toalla, Cecilia bebía cerveza tras otra. Así hasta que amaneció. A Cecilia le pareció bonito, era su primer amanecer sola en mucho tiempo.
Al llegar al apartamento vio cinco llamadas perdidas. Todas de Jan. Le mandó un mensaje. Le dijo: "Tranquilo, te mandaré una postal". Metió el móvil en el cajón de la cómoda y se fue a dar una ducha.